La educación ha constituido tradicionalmente un instrumento para facilitar la adaptación de las personas
y las sociedades a las circunstancias cambiantes del mundo en que vivimos. Ante el formidable reto que
plantea el cambio del clima cabe preguntarse: ¿Está jugando el sistema educativo ese estratégico papel
de mecanismo adaptativo?
Para empezar, el cambio climático no puede abordarse como un objeto de estudio desvinculado de la
vida de profesores y alumnos. Porque va a determinar de forma muy relevante nuestro futuro y porque
nosotros (también) tenemos un papel en la compleja red de responsabilidades que lo alimenta.
Acciones cotidianas aparentemente inocuas, como arrancar el motor de un vehículo, encender la
calefacción de nuestra vivienda, y tantas otras, están adquiriendo repercusiones insospechadas al ser
realizadas simultáneamente por millones de personas en todo el planeta, contribuyendo al aumento de
las concentraciones de gases que atrapan calor en la atmósfera.
Frente a esta realidad cercana, en nuestras aulas, los contenidos educativos se presentan con frecuencia
con unos niveles de abstracción y descontextualización muy elevados. Fuera de la enseñanza infantil y
primaria, los contenidos pocas veces se organizan en torno a centros de interés naturales para los
alumnos o se relacionan con sus experiencias. Este tipo de educación, que distancia al alumno del
conocimiento, es claramente inadecuada para tratar el objeto cambio climático. Porque no se trata de
una mera curiosidad científica ni de una calamidad inevitable que hay que soportar de forma estoica: las
opciones que tomemos en nuestra vida cotidiana, en nuestra actividad laboral o en nuestra actividad
social y política pueden marcar diferencias.
Ni la visión distante del fenómeno ni la mera culpabilización resultan opciones adecuadas. La educación,
la buena educación, debe buscar un espacio nuevo, en el que no sólo se facilite el conocimiento, sino
que también alimente la responsabilidad. Y bajo esta perspectiva, es necesario replantear qué debemos
saber acerca del cambio climático.
Las medidas propuestas son:
LOCAL
- Talleres que ofrezca el ayuntamiento de concienciación para la lucha contra el cambio climático a la que asisten alumnos de los distintos centros de la localidad
- Ciclo de cine documental contra el cambio climático
NACIONAL
- Incorporación mediante un Real Decreto de una asignatura sobre cambio climático en el currículum escolar de forma obligatoria y a nivel nacional
- Cursos que preparen a los profesores para impartir esta asginatura
INTERNACIONAL
- Acuerdo global por la enseñanza del cambio climático en la escuela pública y obligatoria.
ACTIVIDADES DOCENTES
- Visionado de peliculas documentales sobre el tema
- Salida a recogida de basura al campo